Alfonsina Storni (1892-1938), nacida en Suiza pero nacionalizada en Argentina, publica sus primeros versos en las revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas, y desde sus comienzos su obra se caracteriza por el tono apasionado y modernista con el que canta al amor y descubre el mundo de la mujer, ejes de su obra, como lo serían también el mar y la muerte.
El hecho de ser madre soltera define en su vida una actitud de mujer que se enfrenta a sus decisiones radicalmente enfrentadas a su sociedad. Del nacimiento de su hijo Alejandro surgió un verso celebrado: "Yo soy como la loba, ando sola y me río... El hijo y después yo, y después... ¡lo que sea!". No obstante, su trabajo y su activa presencia en los círculos literarios de Buenos Aires la convirtieron pronto en la primera mujer reconocida entre los mayores escritores de su época. La poeta intervino en la creación de la Sociedad Argentina de Escritores, y su participación en el gremialismo literario fue intensa.
En 1920 gana el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura con el libro titulado Languidez.
En 1935, Alfonsina Storni descubrió que tenía un tumor de mama y fue operada, pero el cáncer continuó, lo que sumió a la escritora en un periodo de aislamiento y depresión, sumados al intenso dolor que sufrió por los suicidios de sus amigos los escritores Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones. No había vuelta atrás. Desde entonces llama al mar en sus poemas y habla del abrazo del mar y la casa de cristal que la espera allá en el fondo. Al final, ella se va al océano, y hoy, en la playa en la que desapareció hay una estatua, en honor a una de las voces femeninas más potentes del siglo XX, que mira al mar.
La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente, (1919), Ocre (1925), Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938), su último libro, son algunos de sus principales trabajos poéticos. También escribió teatro, poesía en prosa y un ensayo, Nosotras y la piel.