Pocos líderes de la historia argentina han inspirado mayor producción literaria (libros, relatos, discursos, artículos de prensa), películas, piezas de teatro, esculturas y obras plásticas, musicales y programas de televisión que Perón y Evita. El paso de Evita por la vida pública fue corto aunque fulgurante, ya que todo su periplo en ese ámbito se produjo entre sus veinticinco y sus treinta y tres años de edad. Electo siempre por el voto popular, Perón ocupó tres veces la Presidencia de la Nación y durante su gobierno tomó decisiones que marcaron profundos cambios sociales. Se casaron en 1945 en pleno fragor de sus vidas políticas porque, al decir del propio Perón, #pensábamos con el mismo cerebro y sentíamos con el mismo corazón#. En seis años una enfermedad se llevó a Evita y poco tiempo después un golpe militar condenó a Perón al destierro durante dieciocho años. Expulsado en el año 1955, perseguido, asilado en Panamá y sentimentalmente solo, Perón se repliega en lo poco que le han dejado llevar. Abraza el recuerdo de Evita aferrado a una fotografía, acaricia su #carnet cívico# y relee una vez más la última carta que le escribiera el 4 de junio de 1952. En esas circunstancias redacta este documento infrecuente por lo entrañable, sistemáticamente ignorado aún hoy por sus críticos más arteros.