Comunidad es una de esas palabras que producen una buena sensación: está bien tener una comunidad, estar en comunidad. La comunidad representa el tipo de mundo que anhelamos habitar pero al que, por desgracia, no podemos acceder.
Hoy, comunidad es sinónimo de paraíso perdido, aunque un paraíso que todavía esperamos encontrar en nuestra búsqueda febril de los caminos que nos pueden llevar a él. Pero el privilegio de estar comunidad tiene un precio. La comunidad nos promete seguridad pero parece privarnos de la libertad, del derecho a ser nosotros mismos. La seguridad y la libertad son dos valores igualmente preciosos y codiciados que pueden equilibrarse hasta cierto punto, pero que difícilmente se reconciliarán jamás de forma plena. Es improbable que se resuelva nunca la tensión entre la seguridad y la libertad, y entre la comunidad y la individualidad.
En esta nueva edición revisada, Zygmunt Bauman evalúa esas oportunidades y peligros y, a su manera personal y brillante, ofrece el tan necesario concepto que ha adquirido una replanteamiento de una importancia fundamental para los debates actuales sobre la naturaleza y el futuro de nuestras sociedades.
Todos vivimos en comunidad, ¿pero qué tensiones hay entre seguridad comunitaria y la libertad individual? El sociólogo polaco Zygmunt Bauman replantea con contundencia intelectual un asunto clave en la sociedad contemporánea. El Periódico de Catalunya
Una sugerente reflexión sobre la tensión en la que se encuentra sometido el hombre actual, en encapsulado entre dos fuerzas contrapuestas e igualmente poderosas: la búsqueda de pero parece privarnos de seguridad, que nos empuja a integrarnos en el seno de la comunidad , y el impulso de libertad que, indefectiblemente, nos arranca de la misma. El País
Cualquier ser humano siente en sí una pulsión de pertenencia, una necesidad de saber que no está solo y que sus propios anhelos son compartidos por otros. El sociólogo Zygmunt Bauman estudia el origen y la razón de ser de la comunidad, la seguridad que aporta en un mundo hostil y el precio que a menudo se cobra, en cuanto a libertad y a disfrute de la individualidad. La Vanguardia