El dolor y la enfermedad no pueden separarse de la belleza, ambos son parte de nuestra existencia. No es extraño entonces que los artistas hayan recogido en sus obras patologías como fenómenos dignos de ser mostrados, por su condición aleccionadora o simplemente como una curiosidad de la naturaleza.
A través de las pinturas, reunidas en este libro, distintos creadores reflejan minusvalías, malformaciones y tumores como en un amplio anfiteatro médico. Aquí, los enanos de Velázquez se codean con princesas enfermas, mujeres alienadas, reyes gotosos y niñas mosntruosas.
Los grandes cirujanos se retratan impartiendo sus lecciones junto a pacientes anestesiados y alumnos atentos a sus palabras y sus gestos, sospechando que la eternidad registraría sus sentencias y aforismos.
Estos cuadros clínicos aunan belleza y enfermedad, gloria e ignorancia, soberbia y sabiduría bajo la óptica de artistas dispuestos a inmortalizar la épica médica, tantas veces ignorada y hasta olvidada, pero que conforma una parte esencial de la historia de la humanidad.