En 1983 el entusiasmo democrático invadió el espacio público con la fuerza de un momento fundacional: imperaba la ilusión, casi el encantamiento, de que todos los problemas de la Argentina podían resolverse y de que el orden político podría recrearse desde la nada. Esa ilusión desmesurada y los temores que entrañaba afectaron la marcha del gobierno de Alfonsín y también las evaluaciones que se hicieron de sus logros y fracasos. ¿Cómo evaluar hoy aquellos años? ¿Cuál es finalmente el legado que nos han dejado? El propósito central de este libro es estudiar ese legado, con sus claroscuros y ambivalencias, a la luz de las promesas incumplidas de una democracia que, tal como se reiteraba, sería la condición de posibilidad para que todos comieran, se curaran y se educaran. El objetivo no es establecer consenso ni ofrecer un diagnóstico final, sino abrir un debate que nos permita distinguir entre los condicionamientos, los errores y los vaivenes, haciendo propia aquella idea de Alfonsín sobre lo que no pudo, no supo o no quiso hacer durante su gobierno. En el libro, se analiza la cuestión militar y la política de derechos humanos, los procesos de laicización encarnados en la Ley de Divorcio, el tema de la seguridad, las disputas con el sindicalismo por la política laboral y las tensiones con las corporaciones, como el agro o la industria. Escrito por un conjunto de intelectuales que ingresaron a la vida política durante esos años de la transición democrática, este libro rescata la voluntad de renovación política y la cultura del diálogo, a la vez que reflexiona sobre el papel que juegan el voluntarismo y el liderazgo personalista en la construcción institucional democrática. En este sentido, clarifica las marcas que tanto Alfonsín como los otros actores principales de ese primer gobierno democrático dejaron en la evolución política posterior.