El extraño destino del hombre que grabó por primera vez Las cuatro estaciones de Vivaldi, el Oeste psicodélico de Ennio Morricone, gitanos en Europa y rusos en México, Liszt, Victor Hugo y la verdadera Carmen, el clavecinista que cometió el error de enamorarse y acabó como misionero en un virreinato perdido. También Billie Holiday, la comedia de Broadway -que nada tenía de comedia- y la sinfonía que Mozart pensó como comedia, el encuentro entre William Burroughs y Ornette Coleman, los sonidos del mar, Let it be y el arte de lo incompleto, Sandro, Ginastera, Paul Desmond, Chet Baker y los misterios de Miles Davis. Y también algunas marcas personales: María Elena Walsh, Luis Alberto Spinetta. En esta serie de ensayos breves, Diego Fischerman enhebra verdaderas joyas sobre música. Es decir, sobre el sonido: la sensación o la impresión producida en el oído por un conjunto de vibraciones que se propagan en un medio elástico, y que, como el aire, pueden ser la levedad o la espesura de un sueño.