La relectura de este libro ofrece la peculiaridad de renovar la mirada crítica sobre un texto que ha atravesado la educación nacional durante décadas y el presente parece haber olvidado. Publicado por primera vez en 1858 y vigente en sucesivas reediciones hasta mediados del siglo XX gracias a la mencionada escolarización del texto, Marcos Sastre instala El tempe en un sitio central de "su fe casi mística en la educación". Pero la propia dinámica temporal recrea sus posibilidades derivándolo a la ficción e incluso en la prospección fantástica. El efecto imponente del Delta argentino en la literatura nacional resulta una constante desde Sastre y Sarmiento hasta Wernicke y Conti. Territorio mítico y real a la vez, desvirtúa en los textos tanto la mirada excluyente del biólogo como el escenario dramático. Obra de absoluta originalidad, alcanzaría en su tiempo más ediciones que el mismísimo Facundo, sostenida en la potencia del ensueño de su autor.