Pocas veces como en Grandes esperanzas se presenta la oportunidad de poder entregarse al placer de leer por leer. En efecto, las venturas y desventuras que desde su infancia y en las primeras líneas empieza a contarnos el huérfano Pip nos arrastran con la fuerza de un río hasta un final feliz, aunque teñido de normalidad y melancolía. A lo largo del relato que de su vida nos hace el protagonista, desfila ante nosotros una galería inolvidable de personajes -la brutal hermana de Pip y su marido, el sencillo Joe Gargery; la dulce Biddy, la extravagante señorita Havisham, la desdeñosa y cruel Estella...- sometidos a temores, culpas, amores contrariados, accidentes, golpes de fortuna, ilusiones y frustraciones, descubrimientos imprevistos y pequeñas aventuras en una de las novelas más redondas del autor.