Aunque el transcurso de los años haya modificado parcialmente algunas de sus conclusiones, las investigaciones de Henri Pirenne sobre la Edad Media continúan siendo una referencia indispensable para los historiadores actuales. En Las ciudades de la Edad Media, Pirenne demuestra que fue la expansión musulmana -que cerró el Mediterráneo al tráfico comercial durante el siglo VIII-, y no las invasiones germánicas, lo que dislocó la unidad económica creada por el imperio romano, dando origen al período de decadencia comercial que tan graves consecuencias tendría para la vida urbana. A partir del siglo X, las rutas comerciales fueron revitalizándose con nuevas corrientes de civilización que se establecieron en los núcleos urbanos supervivientes, marcando este renacimiento el comienzo de una nueva era: frente al clero y la nobleza, la burguesía inicia su ascenso, que culminará en la época contemporánea. Pirenne analiza también la transformación del concepto de riqueza (al dejar de ser sinónimo de propiedad de la tierra) y, sobre todo, el papel de la ciudad en el ámbito intelectual al expandir más allá del clero el acceso a la cultura y la ciencia.