El método etnográfico consiste en animarse a abandonar la comodidad de una oficina y meter los pies en el barro del terreno, a fin de entender cómo vive y piensa, siente y cree un grupo humano. Para lograrlo, el etnógrafo deberá comparecer en persona ante los miembros de ese grupo y sostener un contacto prolongado con ellos, conversando y compartiendo actividades sociales tan variadas como cocinar, bailar o jugar al fútbol, siempre que sus condiciones de género, edad, grupo étnico y competencia general lo hagan admisible. ¿El secreto? Mantener el delicado equilibrio entre observar y participar. En este libro, Rosana Guber revisa los elementos básicos de este enfoque, empezando por el lugar de la problemática y fructífera relación entre el investigador y los nativos, esos otros siempre exóticos y familiares a la vez. Así, explica la incidencia de los prejuicios y la laboriosa construcción de la confianza mutua, y describe aspectos clave de la investigación etnográfica: las formas de registro, los distintos tipos de entrevista y la decisiva instancia de la escritura. Tal vez porque pone en evidencia la medida humana del proceso de conocimiento, la etnografía brinda a quienes indagan la vida social, y no sólo a los sociólogos y antropólogos, una potencia de comprensión que no ofrecen otros recursos disponibles en el repertorio de métodos de las ciencias sociales.