Nadie puede decirnos quiénes somos realmente, pero todos buscamos una definición de nosotros mismos que venga de afuera. La magia de ser tú mismo es la respuesta que hallamos cuando empezamos a buscarnos y no encontramos objetividad, sino subjetividad# y este descubrimiento es como una bendición, como un éxtasis, que permite que dejemos de buscar el camino hacia el paraíso «allí afuera». Parte de nuestra experiencia cotidiana está moldeada por la religión y los condicionantes sociales y ni siquiera somos conscientes de ello. Osho nos explica que constantemente estamos siendo pulidos de la única naturaleza con la que cada uno de nosotros ha nacido. Esta única y original naturaleza es reemplazada por el falso yo, el «ego», que toma las riendas y el control de nuestra creatividad, lo que significa para nosotros tener éxito, las relaciones y las experiencias personales de quienes somos. Al mismo tiempo la colección de «egos» conocida como «sociedad» da forma a nuestras instituciones políticas, educativas y religiosas, que siguen transmitiendo los mismos patrones a las nuevas generaciones de seres humanos inocentes.