Los relatos de horror elegidos e ilustrados por Horacio Lalia recuperan para el género su misión esencial: asustar. Las historietas de Lalia nos recuerdan que el relato gótico no necesita sólo de hechos atroces, sino de un repertorio de espacios (castillos, sótanos, criptas, laboratorios, cementerios) donde el hombre se cita con lo desconocido. Además del cuento de Guy de Maupassant que da título al libro, el lector hallará versiones de Edgar Allan Poe, Ambrose Bierce, Arthur Conan Doyle y Octave Béliard. Venganzas horribles y apariciones inexplicables se extienden sobre cada página, para dar muerte a los vivos y vida a los muertos. Y a la historieta.