La palabra clave de esta novela es el mar, ese mar que durante el tsunami y la catástrofe nuclear de Japón en 2011 devastó ciudades y paisajes, llevándose a su paso miles de personas.
El protagonista de Largo aliento, antiguo dibujante de identikits de criminales, retorna junto con su mujer al pueblo donde vivían. Allí encuentra una manera de asimilar el daño atroz y la ausencia en que se había convertido todo lo que hasta entonces era la vida, reconstruyendo mediante el dibujo cada uno de los rostros de las víctimas desfiguradas por efecto del mar y, así, volver menos doloroso el reconocimiento que los sobrevivientes deben hacer de sus familiares. Dar con el trazo correcto únicamente por descartar el falso es un trabajo arduo, así define el protagonista la tarea que él mismo se ha propuesto, un trabajo de elevado carácter simbólico que dispara la reflexión obsesiva, el dilema ético y la búsqueda del relato tras lo inefable, a través del cual el narrador intenta entender la vida después del tsunami. Como señala el jurado que le otorgó el premio Tucán (Múnich, 2014), Jäckle hace hablar al narrador sobre el después, en una lengua clara, formada en la nueva novela francesa; lengua que como el narrador dibuja, bosqueja y no colorea, que provoca sentimientos justamente omitiendo hablar de ellos.
Largo aliento de Nina Jäckle es una novela en la que forma y contenido se relacionan mutuamente de un modo ejemplar. Análogo al movimiento de las olas, también el texto se despliega y se repliega en breves capítulos volviendo perceptible ese vaivén.