Ante la inequidad del sistema y el empeoramiento tanto de la calidad de la educación como de su gestión, se oyen varias protestas pero escasos esfuerzos de mejora real. Se señala la enorme deserción estudiantil pero no existe preocupación por el destino de los que abandonan ni se investigan las causas del fenómeno; se critica la exigüidad de los presupuestos sin perfeccionar la administración de los recursos concretos; se defiende el sistema de concursos docentes pero la instrumentación es inadecuada; se discurre sobre la gratuidad de la educación universitaria pese a la evidencia de que son los sectores populares quienes financian en su mayor parte los estudios de los alumnos de los sectores medios y altos. El caso argentino no es único: muchos países enfrentan problemas similares, pero de una manera u otra, dentro de sus marcos culturales, intentan encontrar soluciones. En Argentina, las resistencias a la transformación asumen ya formas enfermas de acomodamiento a los males vigentes. Sin embargo, es en las universidades donde se encuentran los elementos de cambio y de superación. Probablemente se requiera una Segunda Reforma, que como antaño esboce políticas de modificaciones válidas, políticas activas que logren configurar un sistema universitario igualitario, moderno y con crecientes niveles de calidad y equidad, ajustado a los requerimientos de desarrollo del país y su inserción en el mundo. El propósito de LOS DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD ARGENTINA es colaborar con esa empresa.