Pessoa nos dice en uno de sus textos: Sólo hay dos tipos de constante disposición con los que la vida merece ser vivida: con la noble alegría de una religión o con el noble dolor de haberla perdido. Así, lo veremos, en alguna de las piezas más celebradas de Álvaro de Campos. Representativas acaso de la doble nobleza a la que hacía referencia; aquella que trasciende la condición vegetal y hace que la vida sea vivida.