En la trama cultural argentina, hecha de desgarros, vocaciones y compromisos, Leopoldo Lugones ha ocupado distintos lugares: alguna vez el centro del parnaso literario, ahora el destierro de los olvidados. Vida transida por la tragedia, no cesó de despertar polémicas y fascinaciones. Una vez más hay que buscar en sus textos, muchos de ellos casi ignotos, signos de un proyecto existencial, de una serie compleja de elecciones políticas. Dos imágenes se aúnan en el recuerdo que tenía de sí mismo: la de un niño aventurero y la del joven que dedicaba a sus empresas el fervor religioso de un cruzado. Este libro interroga su vida y su obra a partir de esos opuestos: el de la aventura (la búsqueda, la creación, la apuesta) y el de la cruzada (la cerrazón dogmática, la defensa del orden). No se trata de una biografía ni de un ensayo de crítica literaria. Sino de situar a Lugones como una clave para dilemas que siguen presentes en la vida intelectual y política de este país. Situarlo como nombre de una tragedia y de un fracaso que no es sólo personal, y también de un conjunto de intuiciones lúcidas, de apuestas fervorosas.