El manipulador es un maestro en el arte de la falsa empatía y la utiliza en su provecho. Simulador, manejador y egocéntrico, solo piensa en sí mismo. Se vale de un arma estratégica: la comunicación indirecta o comunicación sucia. Nada de lo que dice es muy claro y así elude la responsabilidad sobre sus palabras. Es capaz de cualquier cosa con tal de alcanzar su objetivo o su deseo. No le importará mentir, engañar, transgredir las leyes o poner a otros en peligro. Frente a estas situaciones, desaparece la alegría de vivir, porque el manipulador le saca al otro su vitalidad y se la apropia. ¿Hasta qué punto somos libres en estas situaciones? ¿En qué medida nuestras decisiones cotidianas están influenciadas por extorsiones sutiles, por la mirada o el juicio de otros? Con su prosa acertada y lúcida, Patricia Faur ofrece un detalle de cómo actúan los manipuladores. A la vez, propone pautas para detectar la manipulación y no caer en sus redes.