A lo largo de su exitosa carrera como entrenador de los Chicago Bulls y Los Angeles Lakers, Phil Jackson conquistó más campeonatos que ningún otro entrenador en la historia de la NBA. Jackson rápidamente fue bautizado como el «Maestro Zen» por los periodistas deportivos, y ese apodo terminó revelándose como una verdad absoluta: la de un entrenador que inspiraba pero no provocaba, que continuamente generaba desafíos en sus jugadores para erradicar de cada uno de ellos sus egos, miedos e iras. Esta es la historia del hijo de un predicador de Dakota del Norte que creció para convertirse en uno de los grandes referentes de nuestra época. En su búsqueda personal de reinvención constante, Jackson exploró muchos caminos, desde la psicología humanista hasta la meditación zen y la filosofía practicada por los nativos americanos. En ese proceso, desarrolló un acercamiento hacia el liderazgo basado en la libertad, en la autenticidad y en la necesidad de creer en el trabajo en equipo por encima de todas las cosas.