La fascinación de la música frente a la herida del tiempo. El punto de partida de este libro es un descubrimiento de la imaginación romántica: la música crea un tiempo propio que llega a experimentarse con tal intensidad que puede sustituir al tiempo real hasta provocar su transfiguración. La detención de la rueda del tiempo y su ruido ensordecedor, en la historia del monje desnudo (Wackenroder), se convierte en paradigma de la experiencia artística romántica, sucedáneo de la religión. Así, el libro pasa revista al modo en que la idea es sistematizada y desarrollada, entre otros, por Schopenhauer, Wagner, Adorno y Lévi-Strauss. La segunda parte analiza cómo ciertas músicas contemporáneas han abordado el tiempo, para afrontar sus enigmas a través del sonido. Los principales ejemplos son la Sinfonia de Luciano Berio y el cuarteto de cuerdas de Luigi Nono, pero también un modelo literario, poesía que imita de forma estricta la música para conseguir hablar del tiempo más allá de los límites del lenguaje: Cuatro cuartetos de T. S. Eliot.