Un día de 1987, en el cementerio de México DF, Adriana Puiggrós se percató, no sin asombro y dolor, de que su padre, Rodolfo, muerto en 1980, había sido embalsamado por un grupo político residual, sin consulta previa a la familia y cumpliendo así con un ritual que eslabona la inexplicable pasión necrofílica, ya consuetudinaria en la historia argentina. Este hecho inicia la narración de la vida de Rodolfo Puiggrós, una figura de gran relevancia para la política y el pensamiento argentinos entre los años 30 y los álgidos 70. Rodolfo Puiggrós había nacido en Buenos Aires en 1906. En 1924, su padre lo envió a Europa y en 1926 ambos viajaron en el buque Cap Polonio a la URSS, entonces en plena etapa marxista. A partir de ese momento, Rodolfo se apasionó por las ideas políticas contestatarias: primero el anarquismo, después el comunismo, luego el peronismo de izquierda y, en los tres últimos años de su vida, el Movimiento Peronista Montonero. En 1973, fue rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires designado por Perón, a cuya política había adherido en los años 40, lo que le valió la expulsión del PC. El pensamiento de izquierda, antiburocrático y renovador, fue el objeto de su militancia y de su obra. Pero este libro no relata sólo su vida pública, sino también su vida familiar; un retrato al que se incorpora su primera mujer, Valentina Schlapacov, hija de judíos ucranianos, testigo y narradora invalorable de aquellos años. Y desde su relato, la épica de los inmigrantes, una amalgama de idiosincrasias y culturas que enriquecieron a la nación y cimentaron su desarrollo. Siguiendo la modulación de su recuerdo -y con los testimonios y la memoria de sus mayores-, Adriana Puiggrós reconstruye, con una prosa grata y amena, su rica historia familiar, en la que puede leerse, al mismo tiempo, la historia de varias generaciones de argentinos nacidos en la confluencia de la inmigración europea y la pasión política y cultural que animó a nuestra sociedad en las décadas centra