Sade y la escritura de la orgía propone una lectura atenta a la intertextualidad histórica y a los procedimientos retóricos del autor. El novelista Sade había leído como el Quijote los libros de caballería las novelas eróticas de sus antecesores y contemporáneos y le parecían de poco interés. En cambio, en sus ideas sobre la novela, defiende a los trovadores contra los que suponen que sus fabliaux son imitaciones de los italianos: Por el contrario, se formaron entre nosotros; fue en la escuela de nuestros trovadores que Dante, Tasso, e incluso un poco Petrarca, esbozaron sus composiciones; casi todos los relatos de Boccaccio se encuentran en nuestras fabliaux. No ocurre igual con los españoles, instruidos en el arte de la ficción por los moros, que a su vez lo tenían de los griegos, de los que poseían todas las obras de este género, traducidas al árabe (Marqués de Sade, Ideas sobre la novela, ed. Anagrama, 1971). G García. Página/12