En 1810, la Fonda de los Tres Reyes era el mejor lugar para comer en Buenos Aires. Allí, en el corazón de la Recova, Antonia ayudaba a su papá atendiendo las mesas. Y si prestaba un poco de atención, también podía enterarse de cosas muy importantes, como la llegada de un cargamento especial que pronto estaría en el puerto. ¡Con esa mercadería podría ayudar a Miguel, su amigo! Entonces, ideó un gran plan, pero terminaron envueltos en varios embrollos. Es que Antonia y Miguel creían en los conceptos depatria, libertad, igualdad e independencia que empezaban a sonar fuerte en las calles.