Louisa May Alcott es la autora de literatura juvenil más destacada de todos los tiempos. Sus obras se asocian a un universo exclusivamente habitado por mujeres, cuyos lectores fueron y siguen siendo femeninos. La imagen que se imprimió de la autora, y que desafortunadamente sigue vigente entre el gran público, es la de una dama recatada, dedicada a la literatura edulcorada mera propaganda de los valores sociales decimonónicos más convencionales. Sin embargo, este enjuiciamiento se halla muy lejos tanto de su realidad biográfica como de los matices ideológicos que transmiten sus obras. La crítica ha releído a Alcott y ha desvelado el trasfondo principal que siempre escondieron las obras de esta escritora, que tenía poco de mujercita y mucho de mujer: la rabiosa censura de una Norteamérica dominada por los hombres.(*CR*)En «Trabajo. Un relato de vivencias» se ofrecen con gran coherencia y fuerza narrativa muchas de las claves que guiaron los principios vitales de Louisa May Alcott: su dedicación constante a la mejora y progreso de la situación de la mujer en los Estados Unidos para facilitar la total equiparación de los dos sexos y de todas las razas.