Como señaló Bertrand Russell en el prólogo a la traducción inglesa de 1922, reproducido en esta edición, el Tractatus logico-philosophicus «merece por su intento, objeto y profundidad, que se le considere un acontecimiento de suma importancia en el mundo filosófico». Esta obra clave de Ludwig Wittgenstein (1889-1951), a la vez clara y difícil, crispada y rigurosa, ofrece en un lenguaje aforístico, digno de la mejor prosa alemana, una filosofía del lenguaje y de la matemática, una reflexión acerca de la naturaleza y de la actividad filosófica, y una concepción del mundo.