Como buen detective, Alex Salotti se reconoce observador y desconfiado. Por eso, cuando desde la ventana de su aula ve que unos hombres suben un valioso baúl a un camión frigorífico, sospecha que allí pasa algo raro y comienza a investigar. Las pistas lo guiarán al Museo de Bellas Artes y allí, directo el peligro.