¿Cómo podemos vivir bien en una ciudad que no nos deja ver las estrellas, que nos niega nuestro derecho a un pedacito de horizonte, que nos impide escucharnos porque el ruido tapa nuestras voces? Hoy los automóviles y el hormigón tienen más importancia que los vecinos. Ya no usamos las aceras para reunirnos a conversar o caminar, sino para correr al trabajo y luego volver rápido a encerrarnos antes de que oscurezca. Pensamos nuestra casa como un bunker porque vivimos con miedo a todo: al otro, a la inseguridad, a la inestabilidad, a tener, a perder. Vivimos mal, y estamos cansados de vivir mal. En estas páginas, Gabriela Cerruti te invita a pensar cómo transformar nuestra ciudad en un espacio donde se respete la vida de todos y cada uno, para que el bienestar sea posible. Una Buenos Aires que incorpore los conceptos de solidaridad comunitaria de los pueblos ancestrales y también las nuevas tecnologías globales, que cuide la participación de los vecinos en las decisiones públicas y también preserve los recursos para el presente y el porvenir.