Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos supone una culminación y, al mismo tiempo, un fascinante inicio en la carrera de este original y elogiado escritor. Combinando la soberbia profundidad de sus ensayos y críticas artísticas con la riqueza emocional de su ficción y su poesía, en esta obra John Berger vuelve por primera vez la lente de su arte sobre sí mismo. Así, se concentra en sus emociones personales y su vida y se cuestiona sobre ciertos aspectos tan trascendentales como ¿qué es lo que nos lleva a amar?, ¿cuáles son los límites de la separación?, ¿cuánto tiempo significa «para siempre»? El tipo de preguntas para las que ya sólo la música pop o la poesía siguen atreviéndose a mantener un espacio abierto en nuestra cultura. Las respuestas de Berger, misteriosas por su perspectiva y lucidez, son esperanzadas y necesarias.
En un amplio análisis, que incluye tanto un brilante estudio sobre Van Gogh como una emotiva exploración del desarraigo en nuestro siglo, Berger pasa revista a una serie de experiencias que nos son tan básicas, tan familiares (el amor y el tiempo, la ausencia y la distancia, el arraigo y el alejamiento) que casi hemos llegado a olvidar la manera de sentirlas en nuestras vidas. Con un estilo inmediato e histórico a un mismo tiempo, Berger vuelve a mostrarnos otra manera de ver, ofreciéndonos, además, una magnífica declaración acerca del enfrentamiento entre la devastación y el amor en nuestro mundo