Varios son los predicados que tradicionalmente se asocian a Zech: expresionista, poeta-obrero, lírico de la naturaleza, poeta combatiente antifascista, autor de exilio: todos, en mayor o menor medida, justificados por el polifacetismo de su producción.
Ahora bien, al margen de los movimientos y los -ismos es una presencia individual la que predomina en la configuración del mundo poético de Zech: sí, el duro Zech asume, paradójicamente (aunque: ¿es esto realmente una paradoja?), la penetrante sutileza de otro de sus grandes contemporáneos: Rainer Maria Rilke.
Ante Zech estamos en presencia, sin ninguna duda, de uno de los mayores líricos alemanes del siglo XX.