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Facebook Twitter martes 14 de mayo del 2024 14-05-2024

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Biografía

DANIIL DANIEL JARMS

Nombre completo

DANIIL DANIEL JARMS

Edad

119 años

Nacionalidad

RUSIA

Lugar de nacimiento

Stalingrado

Lengua materna

RUSO


Daniíl Ivánovich Jarms transliterado Daniil Ivánovich Yuvachóv; 30 de diciembre de 1905 - 2 de febrero de 1942) es un escritor satírico ruso de la época soviética que se incluye dentro de la corriente del surrealismo y el absurdo. Es un de los fundadores del OBERIU (1920).

Jarms sobrevivía escribiendo libros para niños en Leningrado, si bien destaca por su obra poética y las historias cortas. Estas historias narran escenas de la pobreza y la opresión a través de símbolos fantásticos y satíricos, y ello produce la construcción de un mundo imprevisible y desordenado; los personajes repiten las mismas acciones muchas veces o se comportan de una manera irracional, las historias lineales se interrumpen repentinamente por las circunstancias más diversas, absurdas e inexplicables...

Jarms no fue demasiado valorado durante su vida, fue acusado de pertenecer a un "grupo antisoviético de escritores", y desterrado por ello a a Kursk en 1932. En 1937, las autoridades confiscaron sus libros infantiles, privándolo de su principal fuente de subsistencia. Jarms continuó escribiendo historias breves muy grotescas que no pudieron ser publicadas hasta el fin del régimen socialista.

En agosto de 1941, poco antes del sitio de Leningrado, Jarms fue arrestado de nuevo, acusado de distribuir propaganda contra el régimen. Fue enviado a la prisión de Leningrado Nº1, donde murió de inanición en 1942.

Ahora voy a contaros cómo nací, cómo crecí y cómo se manifestaron en mí los primeros síntomas de la genialidad. Yo nací dos veces. He aquí cómo ocurrió eso. Mis padres se casaron en 1902. Sin embargo, no me traje-ron al mundo hasta finales de 1905, porque mi padre dese¬aba que su hijo naciese exactamente en Año Nuevo. Él cal¬culó que debía engendrarme el 12 de abril y sólo entonces intentó convencer a mi madre proponiéndole concebir un niño. Mi padre hizo esas insinuaciones a mi madre una primera vez en 1903. Mi madre, que esperaba ese momento desde hacía mucho tiempo, se alegró terriblemente. Pero mi padre estaba visiblemente de un humor jocoso y no pudo evitar decirle: "¡ Es una inocentada, claro!" Mi madre se sintió terriblemente ofendida y no dejó que se acercase a ella ese día. Hubo que esperar al año siguiente. En 1904, el 12 de abril, mi padre se le insinuó a mi madre con la misma proposición. Pero, recordando lo que había sucedido el año precedente, mi madre declaró que no dese¬aba encontrarse una vez más en una situación estúpida, y no le dejó acerca rse a ella. Mi padre se mostró condescen¬diente, y no hizo nada. Sólo un año más tarde consiguió embarazar a mi madre y entonces sí, ésta pudo concebirme. De tal modo, fui concebido el 12 de abril de 1905. Sin embargo, todos los cálculos de mi padre se fueron a pique, porque resulté ser un aborto y nací cuatro meses antes de tiempo. Mi padre se puso tan furioso que la comadrona que me asistió en el parto, completamente desconcertada, comen¬zó a introducirme por donde yo acababa de salir. Un estudiante de la academia militar de medicina, amigo de la familia, que asistía a la escena, dijo que no sería posi¬ble meterme de nuevo en el vientre de mi madre. Sin embargo, a pesar de las palabras del estudiante, me metie¬ron aunque, con las prisas, no por el sitio adecuado. Entonces se formó un jaleo tremendo. La parturienta grita: "iDenme a mi bebé!" Y le contestan: "Su bebé, lo tiene dentro". "iCómo!" grita la parturienta, "icómo va a estar dentro de mí, silo acabo de parir!" "Pero quizá se equivoque" le dicen. "iCómo que me equivo¬co!" grita la parturienta, "ces que acaso puedo equivocar-me? ¡Yo misma he visto hace un instante a la criatura ten¬dida ahí, en la sábana! "Es cierto", le dicen, "pero tal vez se haya metido por algún sitio". En una palabra, nadie sabe qué decirle, y ella monta un escándalo exigiendo que le devuelvan a su bebé. Hubo que llamar a un doctor experimentado. El experto doctor reconoció a la parturienta y se quedó de una pieza; comprendió sin embargo de qué iba la cosa y le dio a la paciente una buena dosis de sales inglesas. A la parturien¬ta le entró entonces una diarrea, y fue así como vine al mundo por segunda vez. Mi padre de nuevo se puso furioso, diciendo que a aquello no podía llamársele un nacimiento... que no era un ser humano, sino un feto, que había que volver a meterlo por donde salió, o bien en una incubadora. Entonces me pusieron en una incubadora. 25 de septiembre 1935.