su compra


0 libro(s) - AR$0.00 Euros Dólares US
0 libro(s) - U$S0.00 Euros Pesos
0 libro(s) - €0.00 Pesos Dólares US
Usuario: Clave:
Registrarse
Facebook Twitter lunes 13 de mayo del 2024 13-05-2024
Tapa del libro 40 días con mi amado

40 días con mi amado

Ver Biografía

Consultar Consultar

Autor: Prado Villafranca, Marisela

Origen: -

Editorial: Letra Grupo Editorial

ISBN: 9786124848506

Origen: -

$ 24106.48 Icono bolsa

24.11 U$S 26.78

En el 2020, en pleno desarrollo de la cuarentena decretada por la pandemia que comenzó a azotar al mundo desde finales del año 2019, comencé a escribir este libro.Aunque cada tema está enumerado por días, no los escribí exactamente uno por cada día. Fui recibiendo la inspiración para escribirlos en diferentes momentos: algunas veces en sueños, otras durante el día mientras cumplía con el resguardo en casa. Otras, cuando podía salir a la calle, mientras meditaba en la situación que estábamos viviendo o cuando pensaba en lo que podría venir con todo esto.Este acontecer mundial nos debe llevar a reflexionar acerca de lo efímera que es la vida; meditar sobre la importancia de cada ser humano y acerca del propósito de cada uno aquí en la tierra. Esta situación nos debe hacer mirar al prójimo diferente a como lo hacíamos, mirarle con amor, tratarle con compasión, mostrarle misericordia.Es necesario volvernos a Dios con todo nuestro corazón para no perder la fe, la sensibilidad, la esperanza. Que podamos levantar nuestro clamor al cielo y expresarle cómo lo anhela nuestra alma. Reconocer que le necesitamos en esta angustia, en esta soledad que a muchos nos ha tocado vivir; donde quizá no está cerca la familia, los amigos, ni los vecinos porque, todos, al igual que tú, como yo, debimos resguardarnos. O como muchos otros, que sienten esa inmensa soledad al no poder volver a casa para no exponer a los suyos al peligro al que ellos se enfrentan por salvaguardar a otros.Quiera Dios que en medio de todo esto podamos clamar a Él: Mi alma te reconoce, te necesita. Aún medito en esto cuando voy por la calle y veo la condición de mucha gente, con la angustia, con la necesidad reflejada en sus rostros; algunos aún con optimismo, otros con poca fe, otros batallando para no perder la esperanza.