A los veinte años, con la llegada de su primer hijo, Luz empieza a dudar de su pasado. Algo que parecía enterrado en su memoria lucha por salir a la superficie, y le hace pensar que podría ser uno de los cientos de niños nacidos en cautiverio durante la última dictadura militar argentina.
Como si de repente se empezara a salir la venda que le tapaba los ojos, Luz se lanza a una valiente y tenaz búsqueda de la verdad. En su investigación van apareciendo las historias de vida de una amplia gama de personajes: su madre, una presa política secuestrada en 1976, su padre exiliado en España, quien ahora ve con un gran resentimiento la Argentina, Miriam, la amante de uno de los torturadores, los apropiadores y los verdugos. Todas ellas le permitirán reconstruir su historia personal y la de uno de los períodos más oscuros de nuestro país.
La lucha infatigable de Luz nos recuerda a la de las Abuelas de Plaza de Mayo, aunque desde otro lugar, el de los niños a los que nunca nadie buscó, porque no se sabía de su existencia. En ambas, el amor empuja para conseguir justicia y verdad.
A veinte años, Luz, escrita antes de que algún nieto apropiado buscara su origen, se publicó en España en 1998, al tiempo que en la Argentina por primera vez una joven encontró su propia identidad y con el correr de los años se ha convertido en una suerte de clásico de las letras latinoamericanas. Eso se debe a la trascendencia del tema, pero también a su notable composición, casi en forma de policial, y a su mirada profunda de nuestra sociedad.