La figura de la prisión está en el centro de este análisis. Es el escenario de interacción entre teorías, tecnologías, burocracias, actores dominantes y subordinados, es también un lugar oculto, invisible a los ojos sociales, y por eso muy sujeto a representaciones producidas por terceros. Más que una historia de las ideas punitivas, entonces, este libro procura reconstruir las encarnaciones -simbólicas y materiales, eruditas y populares- de ciertas nociones del delincuente y su castigo. La primera escala de esta indagación es en el ámbito de quienes definieron conceptualmente y procuraron materializar modernos instrumentos de disciplinamiento y control social -juristas, médicos, criminólogos y demás figuras asociadas al proceso de modernización punitiva de la vuelta del siglo XX. Partiendo de la hipótesis de la maleabilidad de la teoría científica del delincuente, reconstruye numerosas refracciones de las ideas en las instituciones. En la segunda parte, el libro abandona a los especialistas y su objeto, para observar al ciudadano que, desprovisto de un interés personal en el tema, mira o imagina al criminal y el sufrimiento de su pena. Partiendo del análisis de la prensa sensacionalista, identifica rasgos de la relación que en la sociedad se establece con el "otro" que circula por sus márgenes, y con el Estado que toma a su cargo las medidas para disciplinarlos, castigarlo, eliminarlo.