Baring Brothers comprendía con claridad que el pronunciamiento varelista no solo hacía peligrar la estabilidad del Gobierno de Mitre, sino que con sus postulados eminentemente nacionalistas y americanos y con su categórica defensa de las empobrecidas economías provinciales, era una formal declaración de guerra al Imperio Británico y a la banca cuyos intereses representaba.
De ahí que cuando el veintisiete de enero de 1867, el agente de Su Magestad Británica, Mr. George B. Mathews entrevista al Ministro de Relaciones Exteriores Rufino de Elizalde y le ofrece el apoyo total de Inglaterra contra la revolución popular de Felipe Varela, que a su juicio "amenzaba con dominar todo el país", no hace más que reconocer el peligro que importaba para los intereses británicos y en especial para Baring Brothers, la montonera argentina dispuesta a cambiar el destino de su patria y con ella de todo el continente sudamericano.
En 1890 se produce la quiebra de Baring Brothers. Es el acontecimiento financiero crítico de mayor trascendencia, en lo que concierne a nuestra dependencia con Gran Bretaña. La quiebra ha sido estudiada por diversos investigadores europeos. También ha sido analizada, aunque algo superficialmente, la relación entre dicha crisis y la "revolución del 90" de nuestro país.
En general se ha llegado a la siguiente conclusión: las cuantiosas especulaciones en las emisiones de bonos de obras públicas, compraventa de tierras, ferrocarriles y bancos garantidos, llevaron a la "ciudadanía" a un "furor bolsístico", que estalló en un momento determinado. La imagen literaria suministrada por Julián Martel en La Bolsa, es ya tradicional, en ese sentido.
El incumplimiento de Baring Brothers en Londres, puesto en evidencia al no poder pagar las letras giradas a favor del Banco de Inglaterra, provocó el pánico. La Argentina parecía despertar así de su sueño de "Progreso", para sumergirse en la dramática realidad de las catástrofes bancarias.