«Preguntan ahora que quién es el autor, y la respuesta es que no hay. El verdadero creador, Isaías, es la luz sobre la luz.» Dos hermanos ciegos viven internados en un centro psiquiátrico. Su comunicación es complicada: él es sordo y ella escucha parcialmente gracias a una operación. Mediante una pequeña computadora que ella lleva siempre colgada al cuello, consiguen salvar este obstáculo. Pero no es el único: la colonia es atacada frecuentemente por perros callejeros que suelen matar a sus habitantes y devorarlos. Hasta allá llega un día un escritor fallido para dar un seminario literario basado en la novela Las vacas, de Lydia Davis. El hombre, un tal Bellatin, propondrá a los internos que escriban juntos un libro en una semana, una obra conjunta que parezca de una sola persona. Esta historia, escrita por ella y leída por él, se moverá entre diversos mundos y será al mismo tiempo ficción y realidad, un incesto, un barco asediado: cualquier cosa que imaginen los habitantes del centro psiquiátrico gracias al poder de la literatura. Este texto estuvo bajo el cuidado de la señora Guillermina Olmedo y Vera. La crítica ha dicho sobre el autor: «Vanguardista, cosmopolita, una potente voz literaria en primera persona que atraviesa mundos repletos de máscaras.» El País «Bellatin profesa una fe en la imaginación creadora de realidades y en su estructura dialógica, inacabada. Pensemos en su obra como un gran salón de espejos colocados: unos deforman y otros devuelven un reflejo revelador y aséptico. Las imágenes se cruzan y, en el centro del salón, una sola figura registra y se multiplica hasta el absurdo: es el propio Bellatin o, mejor dicho, un personaje de ficción que se sacrifica en cuanto empieza a construirse como relato.» Carlos Prado, El País «Un escritor travieso con un ojo y un oído especiales a la hora de captar lo inusual [...]. Una delas principales voces en el ámbito de la ficción experimental en español.» The New York Times «Convencido de que no queda nada