«A lo largo de mi camino de escritor he pasado por tres etapas bastante bien definidas: una primera etapa que llamaría estética, una segunda etapa que llamaría metafísica y una tercera etapa, que llega hasta el día de hoy, que podría llamar histórica.» En la cima de su carrera y después de años de negativas, Julio Cortázar acepta dar un curso universitario de dos meses en los Estados Unidos. Las clases -más que conferencias magistrales, una serie de charlas sobre literatura- tratan aspectos del cuento fantástico; la musicalidad, el humor, el erotismo y lo lúdico en la literatura; la imaginación y el realismo, la literatura social y las trampas del lenguaje. Las clases llegan a su punto máximo de interés cuando Cortázar se refiere a su evolución de escritor y analiza su obra: cómo nacieron los cronopios y cuentos insuperables como "La noche boca arriba" o "Continuidad de los parques"; el sentido de Rayuela y su proceso de escritura; el desafío de Libro de Manuel. Quien lea la fiel transcripción de trece horas de grabaciones valorará lo mismo que en sus textos: la soltura, la cercanía, la vastedad de lecturas, la honestidad intelectual y la imaginación del escritor. El Cortázar que nos quedaba por conocer, el que ya entra en el aula y sonríe.