Colmado de desparpajo y humor, este libro no es un ensayo sobre el feminismo, tampoco es ficción y no podría definirse como autoayuda.
Es el testimonio de una mujer joven que cuenta, muchas veces desde la rabia, otras desde el dolor y otras desde el humor, cómo la culpa ha moldeado, censurado y limitado el deseo y el placer femenino. No se agota en la denuncia. Narra con honestidad libre de prejuicios cómo las mujeres están luchando de manera individual y colectiva por conectar con su placer, un derecho muchas veces vulnerado. Al hacerlo, esa búsqueda se convierte en un ejercicio de liberación, resistencia y emancipación.