Cuentos de monstruos cascarrabias, detectives o perezosos muestran un catálogo variopinto, como el monstruo en huelga que amenaza con no asustar más si no mejoran su vivienda o aquel que busca el final de un minipolicial a partir del asesinato de la mitad de un monstruo. Son historias de seres desopilantes y entrañables escritas en clave de humor. Al final, una enciclopedia en la que desfilan monstruos con rasgos humanos, como el mugriento, el que come mucho, el bebé llorón, la vecina molesta o el dentista; y un test personal para que cada lector compruebe si él mismo, dadas sus monstruosas costumbres, es también miembro de esta especie.