En la década de 1960, Dennis Hopper llevaba una cámara a todas partes: a los platós y a los exteriores de filmación; a las fiestas, cenas, bares y galerías; al conducir por la carretera y al marchar en manifestaciones políticas. Fotografió a ídolos del cine, estrellas del pop, escritores, artistas, novias y completos desconocidos.