Es mentira, como nos han contado, que estuvo cien años durmiendo. A causa de una maldición mal curada por su hada madrina, en realidad Bella Durmiente debió pasarse un siglo durmiendo y
despertando, durmiendo y despertando, durmiendo y despertando
sin poder salir de su torre. Y su único pasatiempo, cada vez que se despierta, es anotar en su diario privado lo triste que
es estar sola en un castillo encantado, sus opiniones respecto de las demás princesas y de los famosos príncipes azules, y muchas otras revelaciones.