Una ruptura matrimonial desata este relato de desmoronamientos. Es una separación de la que se ignoran sus causas o justificaciones; sólo asistimos a las consecuencias. Frente a la esquela dejada por su mujer, Barroso se hunde en un tiempo liso y progresivamente irreal, a merced de la perplejidad. El presente ha perdido vinculación con el pasado, la única señal de avance del tiempo es el hambre o la prensa, que predice cada mañana las novedades del futuro inmediato. Buenos Aires resulta acá una ciudad fantasmática. Así como las ruinas son expresión de un pasado enterrado, los habitantes se mueven como quienes lo han perdido casi todo. El campo avanza sobre el espacio de la ciudad, los desamparados levantan sus ranchos en las azoteas, el vidrio se convierte en moneda de cambio y el habla cotidiana es invadida por giros insólitos. Historia de disolución personal, El aire cuenta también la formación de un héroe poco común, que tiende a multiplicarse mientras renuncia a la acción.