Hubo un tiempo en que los antropólogos se dedicaron a estudiar las relaciones sociales en grupos y contextos reducidos, como en sus comienzos lo hiciera Boas con los indios de la costa oeste de los Estados Unidos, y más tarde Malinowski con los habitantes de las islas Tobriand, frente a Nueva Guinea. Pero todos sabemos que el mundo ha cambiado rápidamente desde entonces, y con él, también nuestras existencias individuales y colectivas. Hoy el observador forma parte de aquellos a quienes observa, ya que el contexto se ha vuelto planetario. En este esperado libro, Marc Augé, uno de los intelectuales franceses más destacados en la actualidad, recorre sus experiencias como etnólogo y antropólogo (sus primeras investigaciones en las tierras de África y América, sus posteriores reflexiones sobre la modernidad tardía), para hablarnos del otro y dar cuenta, a la vez, de este cambio de escala. En su propia historia, nos propone Augé, se puede leer la historia de la disciplina, sus transformaciones y derivas. Así, con una agudeza sin concesiones y un estilo tan lúcido como ameno, estas páginas resultan un ejercicio de intervención crítica sobre el mundo contemporáneo y nosotros mismos. Las nuevas tecnologías, las grandes metrópolis, la proliferación de ámbitos de circulación, de consumo y de comunicación han cambiado radicalmente nuestra percepción y producido, por ende, otras formas de subjetividad que reclaman una mirada antropológica de esta naturaleza. Con el tono de quien hace un balance necesario para ir más allá, Augé pone en acto una antropología de la globalización capaz de reflexionar sobre sí misma y, a la vez, de acometer la tarea mayor de echar luz sobre las modernas sociedades occidentales.