Emilio de Roccanera, capitán de la marina italiana, señor de Ventimiglia y caballero de Valpenta; en los mares del Caribe se lo conoce como el temible Corsario Negro. Desde su primera novela de aventuras -Sandokan, el tigre de la Malasia-, el mar inunda las páginas de Emilio Salgari, que se hacía llamar "capitán" como resabio de un descartado sueño suyo de hacerse marino. En estas aventuras del Corsario Negro, nos introduce en el extinguido mundo de los corsarios, filibusteros y bucaneros, que floreciera en el Caribe durante la era del coloniaje español. Aquellos "libres cazadores de botín" conformaban poderosas escuadras que ponían frecuentemente en jaque el comercio español. De entre los famosos Montbars "el Exterminador", Pietro Nau "el Olonés", y el renombrado Morgan -aquel lugarteniente del Corsario Negro-, Salgari nos despliega las andanzas de este héroe enigmático, melancólico y valiente, atravesado por el dolor, el deseo de venganza y finalmente el amor. La escritora Alma Maritano, a quien debemos esta cuidada traducción, se pregunta desde la solapa del libro por qué, en este nuestro mundo donde la imagen y la técnica han sofisticado a los héroes, la humilde narrativa de Salgari sigue atrapándonos. Y arriesga: "Tal vez porque apostó a la pasión". Las ilustraciones de Ignacio Noé, por su parte, están dentro de la línea de dibujos clásicos de relatos de aventuras.