Los fantasmas prosperan con las arquitecturas perseverantes y las memorias leales. Castillos milenarios y ofensas imprescriptibles los engordan. El progreso y el olvido, que son hábitos de estos tiempos y de estas tierras, no los auspician. Por eso son tan escasos los fantasmas criollos. Así nos dice el propio Dolina desde la contratapa de este Libro del Fantasma. Hermanos de las Crónicas del Ángel Gris y difíciles de encuadrar dentro de un género determinado, estos textos -frutos del pacto entre un hombre despechado y un fantasma- vuelven a sumergirnos en el imaginario del autor: los clásicos personajes de Flores -a los que Dolina vuelve para seguir sacándoles letra-, novias perdidas y Mujeres Más Amadas irrecuperables, reflexiones sobre la venganza amorosa, un informe de probabilidades en la consulta sentimental a las margaritas, un atlas del Infierno y la añoranza de paraísos imposibles. Otro rasgo a destacar son las maravillosas ilustraciones de Carlos Nine, que nos arriman su visión entre grotesca y onírica, y a la larga siempre melancólica, del mundo dolinesco.