Casi desde su adolescencia Jack London (1876-1916) tuvo que librar una incansable lucha por la supervivencia, que le llevó desde la caza de focas o la busca de oro en el Klondike hasta el vagabundeo y la cárcel, peripecias de las que sólo acabó rescatándolo el éxito como escritor. No es de extrañar, así, que sus relatos aúnen el ritmo del género de aventuras con escenarios, personajes y argumentos extraídos de los recuerdos de su propia vida. EL SILENCIO BLANCO reúne una excelente muestra de toda su obra: los conflictos y los sentimientos de los protagonistas de estos cuentos ambientados en el helado Norte o en los fabulosos mares del Sur, marcos geográficos de buena parte de sus relatos, trascienden sin embargo la particularidad de un tiempo y un lugar concretos para elevarse hasta las claves últimas de la condición humana.(*CR*)