El Budismo ha prosperado porque existen vagabundos expertos en el arte de quitarse las anteojeras. Y vagabundos fueron Jack Kerouac (1922-1969), el autor de En la carretera, Satori en París o Los vagabundos del Dharma, entre otras memorables novelas callejeras, y también Ginsberg, Burroughs, Snyder y los demás escritores de la generación Beat, quienes se adelantaron en quince años al errabundo movimiento Hippy y fueron pioneros en divulgar entre los jóvenes norteamericanos la filosofía budista, presentándola como un instrumento de conocimiento y libertad personal.
De todo ello, de aspiraciones libertarias y moral religiosa, de drogas y alcohol, de vagabundeos y literatura, trata el presente libro, en el que José M. Prieto analiza la vida y la obra de Jack Kerouac, desde su nacimiento en el seno de una familia católica hasta su muerte prematura por cirrosis, prestando especial atención tanto a sus inclinaciones católicas, evidentes sobre todo al principio y final de su existencia, como a su afición budista manifestada en sus mejores años de producción literaria y humana.
Para ilustrar su análisis, José M. Prieto incluye en este libro la traducción al castellano de un texto casi olvidado de Jack Kerouac: La Escritura de la Eternidad Dorada. Fue escrito a instancias de Gary Snyder, quien en 1956 sugirió a Kerouac que redactara un Sutra a la manera de los sermones del Buda Gotama. El resultado fue un poema en prosa, compuesto por sesenta y seis secciones, que con el tiempo se convirtió en una guía para andariegos que quieran descubrir que el centro de la vida del espíritu es precisamente callejear.