Graciela Speranza vuelve a los personajes de Oficios ingleses, su primera novela, faceta el relato de un viaje con el de otro viaje, afina la economía de la narración con la lucidez de la mirada y alcanza, sin ninguna ironía, una intimidad infrecuente en la narrativa argentina actual. «Dentro de unos meses se cumplirán veintitrés años desde que me fui, así que en cualquier momento mi vida va a quedar prolijamente cortada por la mitad, repartida con perfecta simetría entre un hemisferio y el otro, una ciudad y otra ciudad.» El que hace la cuenta del tiempo que lleva en Londres es Bruno, argentino, de profesión ilustrador, a mitad del relato de un viaje de ida y vuelta a Nueva York. En las horas vacías del vuelo, se demora en unas fotos que ha recibido de su madre poco antes de embarcar. Son las obras de un herrero italiano, maestro de su padre, piezas de un realismo alucinado que Bruno se empeña en traducir en palabras. En el viaje más sinuoso del recuerdo, las fotos convocan escenas dispersas de la historia familiar, veladas por las sombras de la historia argentina reciente. Cuando el álbum improvisado termine de componerse, se verá por qué Bruno quedó varado en otro hemisferio y otra ciudad, y por qué esta vez escribe en lugar de dibujar. Libro ilustrado sin imágenes, crónica rapsódica de un viaje mental, En el aire es una meditación sutil sobre la herencia, la vocación, la distancia y las cuentas con el pasado. Es también una celebración de los empecinados esfuerzos del arte por acercarse a las cosas.