Esperando un ángel, la primera novela del autor, abre una ventana a un mundo familiar en un
barrio humilde de Lagos, sus personajes locales y la vida estudiantil en el contexto de uno de los
regímenes militares más corruptos y opresivos del mundo: el del general Sani Abacha.
Lomba, el protagonista alrededor del cual giran las historias que componen la novela, es un joven
periodista y poeta que, de algún modo, representa la situación de todos los intelectuales
nigerianos en medio del terror y la represión, como así también el poder de la literatura como
forma de resistencia y liberación. En un pasaje de esta poderosa historia alguien le advierte a
Lomba que aún si termina su novela, nadie la publicará: En este país nuestros sueños nunca
se cumplen; algo siempre se las ingenia para volverlos una pesadilla.
Esperando un ángel es la lectura de una época en una nación, donde cada uno de sus personajes
debe hacer su propia elección ante el caos y la violencia: adaptarse, exiliarse (sea física o
mentalmente) o combatir, aún a riesgo de perder la propia vida. Sin duda varios pasajes
despertarán ecos en los lectores locales, lo que nos lleva a preguntarnos si no tenemos más
puntos en común con algunos habitantes del vecino continente de los que pensamos.
Construida en siete partes, que también podrían funcionar como historias cortas independientes,
la novela entrelaza la ficción con los hechos históricos con un lenguaje
verosímil y, sin embargo, extremadamente poético.