De entre las varias tareas investigativas de mi vida universitaria, quizá la dedicada al romancero tradicional ha sido la más intensa y persistente y la de producción científica más abundante. Aparte de los Romanceros dedicados a cada una de las islas de Canarias, he publicado multitud de artículos referidos a aspectos concretos del romancero canario en su relación con otras tradiciones españolas o dedicados a romances concretos que por su antigüedad y rareza, a la vez que por su belleza, conceden a Canarias un puesto singular y diferenciado en el panorama del romancero general.No son los artículos aquí reunidos todos los publicados pero estos son los que creo más importantes. Ellos ponen de manifiesto la singularidad y la importancia que tiene la «rama canaria» dentro del frondoso árbol que es el romancero general panhispánico, pues, como ya advirtió Menéndez Pidal, «la pureza arcaizante es un privilegio isleño».