Cuando en el siglo XIX las excavaciones de Pompeya se realizaron por primera vez bajo premisas científicas y arqueológicas, los hermanos Fausto y Felice Niccolini se sumaron a la gran tarea. Haciendo uso de la entonces novedosa técnica de la litografía en color, documentaron edificios, frescos, estatuas y objetos cotidianos de la ciudad sepultada en un solo día por la fatídica erupción del Vesubio del año 79 y conservada intacta bajo las cenizas volcánicas durante más de 1.600 años.