La compañía de la realidad no le hace mella, al contrario: el hecho de que estas historias sean verdaderas aproxima y ahonda instrumentos y perspectivas que nos permiten ver, a partir de puntos de referencia a veces opacados por lo cotidiano, un paisaje diferente, necesario. Una joven que añora a un hombre distante al que, cuando él se presenta, deja de amar; una señora que espera, enternecida, la llegada de un pariente que desde el comienzo sabe nunca va a llegar; un pícaro de barrio al que le escriben los piropos.